viernes, 21 de septiembre de 2012


Una disminución en la función del corazón relacionada con la edad es un factor de riesgo de enfermedad cardiaca en los ancianos. Aunque muchos factores contribuyen a la disminución progresiva de la función del corazón relacionada con la edad, las alteraciones en los tipos de combustibles que usa el corazón para producir energía también desempeñan un papel importante.
Jason Dyck y su equipo de investigación de la Universidad de Alberta han estado estudiando los tipos de combustibles usados por el corazón en ratones jóvenes y ancianos. El joven corazón sano normalmente usa un equilibrio de grasa y azúcar para generar la energía y permitir al corazón latir y bombear la sangre eficientemente.
Sin embargo, conforme el corazón envejece la capacidad para usar la grasa como una fuente de energía se deteriora. Esto compromete la función del corazón en el anciano. Es interesante que, en la época en que el corazón está usando menos grasa para la energía, Dyck ha demostrado que una proteína que es responsable del transporte de las grasas a las células contráctiles del corazón aumentan realmente.
Basándose en este hallazgo, Dyck propuso que el desajuste entre el consumo de grasa y la grasa usada en el corazón podría conducir a una acumulación de grasa en el corazón dando como resultado una disminución de la función cardiaca en relación con la edad.
Usando un ratón manipulado genéticamente que es deficiente en una proteína responsable del transporte de grasa a las células del corazón, Dyck estudió a estos ratones cuando envejecían. Estos ratones manipulados genéticamente no tenían más remedio que usar el azúcar principalmente como fuente de combustible porque ellos carecen de la proteína que les permite usar la grasa como fuente de combustible primario.
En un emocionante nuevo hallazgo, Dyck demostró que los ratones ancianos modificados genéticamente no acumulaban grasa en sus corazones, como hacían los ratones comunes. Además, Dyck y su equipo demostraron que estos ratones genéticamente alterados representaban a los ratones ancianos comunes en una prueba de rutina, cuando estaban completamente protegidos de la disminución de la función cardiaca relacionada con la edad, y en muchas formas sus corazones parecían y funcionaban como los corazones de unos ratones jóvenes.
Sus hallazgos sugieren que la proteína responsable del transporte de la grasa a las células contráctiles del corazón podría ser una candidata para la inhibición por fármacos y que este fármaco podría proteger el corazón del envejecimiento.
Esta investigación mantiene grandes promesas para los seres humanos. Dyck espera que lleve al desarrollo de medicación que inhiba el consumo de ácidos grasos en el corazón y prevenga y/o invierta los efectos de la edad en el músculo cardíaco.
lati

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